Los imperios fueron redes de cooperación masivas, diseñadas en órdenes jerárquicos, con la imposición de una cultura estandarizada (idioma, religión, costumbres, etcétera) y bajo una relativa permisividad de mantener ciertas costumbres locales. La mayoría de las culturas actuales se basan en herencias imperiales. En los países latinoamericanos, africanos y del sudeste asiático, existe un discurso radical antiimperialista en la izquierda, el cual concibe a los imperios como regímenes perversos, causantes de efectos exclusivamente negativos. La agenda antiimperialista, está orientada en erradicar la herencia imperial, reivindicar las culturas originarias previas a los procesos de conquista y rechazar las tendencias económicas que reduzcan la soberanía nacional.