Una de las vertientes de la política de relaciones exteriores del actual gobierno mexicano se ha basado en la cooperación regional y en disipar tensiones con los mandatarios de Venezuela, Cuba y Nicaragua, aunque la comunidad internacional ha castigado a estos países por sus comportamientos negativos y poco democráticos.
En relación a la migración, se han creado diversos planes para atenderla mediante el empleo formal a migrantes centroamericanos en programas como Sembrando Vidas, e incluso, la contratación de médicos cubanos ante lo que se argumenta la escasez de especialistas. Al mismo tiempo se han desplegado elementos de la Guardia Nacional en la frontera sur del país para impedir el libre tránsito de migrantes centroamericanos.